martes, 16 de mayo de 2017

LA LATERALIDAD EN EL TENIS

   Podríamos definir la lateralidad como la preferencia de uso de un miembro del cuerpo respecto de su simétrico para la ejecución de actividades concretas. Dicha preferencia viene marcada por la supremacía del hemisferio cerebral opuesto al miembro dominante. Las lateralidades más importantes en la motricidad y el rendimiento deportivo son la relación ojo-mano dominantes, y la relación ojo-pie dominantes.


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   En el tenis, la relación óculo-manual es la más determinante, pudiéndose clasificar a los jugadores como homogéneos, si el ojo y la mano dominante están en el mismo lado del cuerpo, o cruzados, si el ojo y la mano dominantes se encuentran en distinto lado. Además, como un jugador puede ser diestro o zurdo, podemos distinguir entre diestros homogéneos y cruzados, y también entre zurdos homogéneos y cruzados.

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   Los jugadores homogéneos suelen tener una derecha discreta, ya que su ojo dominante les queda detrás y esto hace que el punto de impacto quede bastante retrasado, situación que intentan corregir con una posición de pies abierta. El revés es su golpe natural porque el ojo dominante está en la parte delantera y pueden visionar la pelota sin problemas, quedando el punto de impacto delante. La posición de pies es cerrada para situar el ojo dominante lo más adelante posible. Novac D´jokovic es un claro ejemplo de jugador homogéneo.


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   Los jugadores cruzados, por su parte, tienen grandes derechas ya que su ojo dominante queda por delante dominando el campo de visión, propiciando puntos de impacto muy adelantados y posiciones de pies cerradas. En el revés el ojo dominante les queda por detrás del otro, con lo que buscan posiciones de pies más abiertas para tratar de adelantarlo. Pese a todo el punto de impacto queda más atrás que en la derecha y el golpe no es tan bueno. Roger Federer es el típico ejemplo de jugador cruzado.


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   Pero la lateralidad no sólo afecta a la técnica desarrollada por cada jugador, también existen una serie de características psicológicas y de personalidad asociadas. Así, los jugadores cruzados suelen ser poco disciplinados, inconstantes y exhibicionistas, pero también más creativos, intuitivos y con una mejor toma de decisiones. Por el contrario, los jugadores homogéneos son trabajadores, ordenados, analistas y cerebrales, pero la presión hace mayor mella en ellos y les afecta negativamente en la toma de decisiones. Está comprobado que alrededor de un 70% de los tenistas top 100 son cruzados, y esto si lo pensamos bien no es ninguna casualidad, ya que su mejor golpe (la derecha) también es el que más se ejecuta, y además soportan mejor la presión de la competición.
   Hemos visto como afecta la lateralidad óculo-manual a los golpes de derecha y de revés, veamos ahora como afecta la dominancia podal al servicio. Generalmente, nuestra pierna "fuerte" o pierna de potencia es la contraria de la que tiene el pie dominante, pues nos sirve de apoyo mientras nuestro pie hábil realiza determinadas tareas. Esta pierna es particularmente importante en el servicio y no debemos desaprovechar su fuerza. Si somos diestros y nuestra pierna de potencia es la izquierda podemos sacar sin mover los pies, repartiendo el peso en ambas piernas, o juntando los pies, descargando nuestro peso en la pierna "fuerte". Pero si somos diestros y nuestra pierna de potencia es la derecha, deberemos sacar sin mover los pies de manera obligatoria, ya que si los juntamos y descargamos nuestro peso sobre la pierna débil, perderemos efectividad en el servicio al no poder "subir" a por la bola adecuadamente. En el caso de los jugadores zurdos, el concepto es el mismo, pero teniendo en cuenta que ellos tienen la pierna derecha delante en el servicio.
   Por último, veremos unos pequeños trucos para identificar las dominancias de ojo, mano y pie: en el caso del ojo, cogemos con los brazos extendidos delante de nosotros, un cartón con un agujero de 1 cm de diámetro. Enfocamos por el orificio cualquier objeto que tengamos a unos 4 metros. Una vez enfocado debemos taparnos los ojos alternativamente. Aquel ojo con el que veamos el objeto será el ojo director o dominante. En el caso de la mano, simplemente viendo con que mano se cogen unas tijeras, o con cuál nos lavamos los dientes o nos peinamos, es suficiente para averigüar la mano dominante. En el pie, nos bastará con fijarnos con que pierna chutamos un balón o aplastamos un objeto que haya en el suelo, para saber la dominancia.
   Muy importante pues, saber conjugar la enseñanza de la técnica con las cuestiones de lateralidad propias de cada alumno.

Webgrafia:
www.sportneurotraining.com
lanacion.com.ar
   

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