Se trata de una epicondilitis, pero comúnmente se la conoce por "codo de tenista" por ser los practicantes de este deporte los que la sufren con mayor frecuencia, aunque como veremos más tarde no son los únicos. Es una inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo con la parte exterior del codo (epicóndilo). Se caracteriza por un dolor o ardor en la parte externa del codo, que comienza siendo leve y empeora con el tiempo, acabando por provocar una disminución notable en la fuerza de agarre. Se origina por movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo (rotación del antebrazo que coloca la palma de la mano hacia arriba) que provocan pequeñas roturas y reparación deficiente en las fibras de los tendones que se insertan en el epicóndilo, sobre todo en el tendón del músculo extensor radial corto del carpo (muñeca). En las fases agudas se producen cambios inflamatorios, pero cuando cronifica, se estabiliza la inflamación y comienza una degeneración de las fibras del tendón (tendinosis), necesitando cirugía.
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Tear in tendons=microrroturas en los tendones, Extensor muscles= músculos extensores, Humerus= húmero, Lateral epicondyle=epicóndilo, Ulna=cúbito |
Es una lesión característica de los tenistas, pero puede sufrirla todo aquel que realice tareas que conlleven movimientos como los descritos anteriormente (pintores, leñadores, carpinteros, etc). Es más frecuente sufrirla en el codo de la mano dominante, y entre los 30 y los 50 años de edad. En ocasiones es denominada epicondilitis lateral para diferenciarla de la epicondilitis medial (epitrocleitis) o codo de golfista, donde el dolor es en la cara interna del codo.
Los tratamientos existentes son para mitigar o eliminar la inflamación y el dolor:
a) Antiinflamatorios no esteroideos: generalmente por vía tópica (cremas y geles), aunque también pueden ser comprimidos.
b) Reposo: disminución de la actividad y/o la intensidad que provoca la dolencia.
c) Fisioterapia: existen numerosos tratamientos para terapia conservadora (calor local, ultrasonidos, ondas de choque, electroterapia, masaje, láser,...) y ejercicios para la rehabilitación posterior a la cirugía.
d) Infiltraciones: en un principio consistían en inyecciones locales de corticoides (unidos o no a anestésicos). Eliminaban el dolor pero éste solía reaparecer tras un tiempo. Las nuevas infiltraciones de plasma rico en plaquetas (generado a partir de la propia sangre del paciente) son más efectivas, pues además de reducir el dolor, aceleran la recuperación debido a la alta concentración de factores de crecimiento (proteínas).
e) Cirugía: es el último recurso, y puede ser abierta o por artroscopia (mucho menos invasiva). Se practica la extirpación de la parte del músculo y del tendón enfermos, y se vuelven a unir al hueso. Después de 1 semana deben comenzar los ejercicios para recuperar la flexibilidad del codo, y a los 2 meses deben iniciarse ejercicios graduales de fortalecimiento. Entre 4 y 6 meses después de la cirugía se podrá volver a jugar. La cirugía tiene un porcentaje de éxito de un 80% a 90%, pero puede haber una pérdida de fuerza en el antebrazo.
La mejor manera de evitar el "codo de tenista" es la prevención, sujetando la raqueta con la fuerza justa, terminando de manera correcta los golpes y jugando con la mayor soltura y naturalidad posible.
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